martes, 2 de agosto de 2011

Para un adolescente, la privación de la libertad nunca deja marcas positivas

Compartimos Nota: Entrevista a Augusto Montero abogado, docente de sociología y criminología de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y participa de una investigación sobre niñez, exclusión social y delito. Fuente: La Capital, Rosario, Argentina. 31/7/11

"Para un adolescente, la privación de la libertad nunca deja marcas positivas" 

"Para un adolescente, la privación de la libertad nunca deja marcas positivas. Cuanto menos daño genere la intervención estatal, más positivamente puede ser valorada". Augusto Montero es abogado, docente de sociología y criminología de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y participa de una investigación sobre niñez, exclusión social y delito. Desde esa experiencia, evaluó como un dato provechoso la baja en la tasa de encarcelamiento, aunque indicó que aún falta mucho por hacer y que "hay una gran difusión de la violencia policial contra los pibes".
— ¿Cómo analiza la baja en las estadísticas sobre jóvenes en prisión?
—Puede no estar vinculada con un descenso en las prácticas delictivas de jóvenes. Puede explicarse por un sistema de reacción frente al delito: refleja una serie de políticas institucionales a partir de la sanción de la ley 26.061 de protección a la infancia y la ley que la reglamentó en la provincia. Esto generó un nuevo sistema de referencia para la toma de decisiones políticas que está teniendo impacto. A partir de entrevistas en profundidad que hicimos a miembros del Poder Judicial, a pibes privados de la libertad y empleados de la Dirección de Justicia Penal Juvenil podemos concluir que no son decisiones que se instalen sin conflicto. Hay resistencias para cambiar un sistema que estaba muy arraigado. La tasa de encarcelamiento juvenil siempre es el resultado de estas tensiones.
—¿Qué datos surgieron de esas entrevistas?
—Una cosa que apareció en las entrevistas a los pibes en Santa Fe, que se replica en Rosario, es que hay una difusión extraordinaria de prácticas policiales violentas. Nos hemos encontrado con casos de tortura, de submarino seco. Es un segmento del sistema sobre el que habría que tomar una medida urgente. Hay varias voces, dentro de la institución policial, donde está instalada la idea de que hay liviandad con los menores y esto genera reacciones.
—¿Hay rasgos comunes en los chicos?
—Si uno piensa en qué año nacieron, en 1994 o 1995, son los hijos del quiebre de las estructuras sociales. En la mayoría de los casos han abandonado la escuela, hay ciertos circuitos de violencia en los territorios en los que viven que serían impensables sin la participación de adultos. Una voz que aparece mucho que es la idea de bronca, la banda rival. No pondría como base de los problemas a la droga.
—¿Por qué es positivo que baje el encarcelamiento?
—La privación de la libertad produce daños individuales, en las relaciones sociales, genera estigmatización. Si bien se han llevado adelante a partir de 2007 medidas muy importantes en los espacios de privación de la libertad de la provincia, todavía falta mucho. Hay que fortalecer los derechos y satisfacer las necesidades de los chicos y a eso la privación de la libertad nunca lo consigue. Un pibe que comete un delito violento es como si reclamara una intervención que antes no se hizo.

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